Es apasionante ver crecer a una personita.
Al principio cualquier pequeño avance es un mundo y te asombras de cada nueva cosa que sabe hacer, de cada nuevo gesto, de cada nuevo truco...
Pero de lo que cuesta un poco más darse cuenta de es de que poco a poco deja de ser un bebe y empieza a ser una persona. Personita mejor dicho.
Verla sonreir es apasionante, verla darse la vuelta es sensacional, verla gatear es impresionante, verla andar es indescriptible, verla soltarse y no querer darte la mano y descubrir el mundo por ella misma es emocionante. Pero nada de eso se puede comparar a verla integrarse e interaccionar con ese mundo.
Ver como entiende lo que pasa a su alrededor y lo que significa, ver como interacciona sabiendo lo que quiere y como lo tiene que conseguir. Ver como se comunica con su entorno y como las cosas empiezan a tener sentido para ella.
Y en eso estamos. Primero fue pedir agua, luego decir no con la cabeza, luego dejar la cuchara en el plato y empujarlo para decir que no quería más, luego decirnos adios con la mano cuando la dejabamos en la cuna mientras se partía de risa y hoy irse andando ella solita hacia las sillas de la guarde e intentar cogerse una para sentarse y que le dieran el desayuno y después decirle a su madre adios con la mano como diciendo... "ya te puedes ir, que esto lo tengo ya controlado".
Y mientras tanto, supongo que ella no entiende hasta que punto eso nos emociona y nos hace disfrutar de cada momento con ella.
Cada día algo nuevo y cada vez más rápido.